Con el Instituto de Secundaria Ramón y Cajal de Zaragoza nos unen estrechos lazos por muchos motivos. Uno de ellos, es que tenemos firmado un convenio con este centro educativo para que nos envíen estudiantes para realizar prácticas en Diversis. Pero además, con este centro galardonado como mejor centro escolar de 2021, compartimos una filosofía y unos valores centrados en la diversidad, la igualdad y la inclusión como motores de aprendizaje.

El Ramón y Cajal, situado en el Casco Histórico de Zaragoza, es sin duda uno de los más multiculturales de la ciudad. Sobra decir que en este mar de diversidad que son sus aulas, hay 427 estudiantes de 30 nacionalidades distintas. Precisamente, esa diversidad  de países, culturas, etnias, capacidades y alumnos de niveles muy dispares, y la forma en que afrontan esa variedad a la hora para crear un proyecto educativo inclusivo convirtiendo la riqueza social y cultural en una oportunidad en lugar de un problema es lo que les ha permitido ganar el premio Escuela del Año de la Fundación Princesa de Girona. Un premio que recibió el pasado 11 de las manos del rey Felipe VI.

Apoyo a la integración laboral de los jóvenes con diversidad funcional

Con este reconocimiento, la Fundación Princesa de Girona quiere reconocer el esfuerzo del claustro de profesores para poner en marcha un proyecto educativo que apuesta de forma clara por la igualdad, la inclusión y la innovación, con el objetivo de convertir al centro en un referente en la integración al mundo laboral de jóvenes con diversidad funcional (y ahí, desde Diversis estamos muy orgullosos de poner nuestro granito de arena para que eso sea posible).

Para los jóvenes con diversidad funcional funciona el Programa de Cualificación Inicial, una FP adaptada de dos años de duración con prácticas en empresa incluidas.  De esta manera, los alumnos de 16 a 21 años recorren itinerarios de Agrojardinería, Lavandería, Arreglos Textiles y Cocina y Fabricación y Montaje, desarrollando no solo conocimientos básicos, sino que que se trabaja para que desarrollen un conjunto de habilidades y destrezas para el momento en que se incorporen al mercado laboral.

Pero además, la inclusión de los jóvenes con diversidad funcional también se desarrolla mediante programas de movilidad estudiantil como el Erasmus+ Inserta XXI, un programa que permite a estos jóvenes vivir la experiencia de los Erasmus europeos tan extendidos en el ámbito universitario.

Atención al bienestar emocional

La atención al bienestar emocional de los estudiantes es otro de los pilares por los que el Ramón y Cajal destaca. En un centro tan variado y diverso, muchos de sus alumnos llegan a sus aulas con un bagaje emocional importante. Desde el centro explican que además de enseñar, el Ramón y Cajal es como un hospital educativo en el que también curan heridas e intentan rebajar la mochila con la que muchos alumnos y alumnas llegan al centro.

La integración también se trabaja de forma especial en el centro. En este sentido, la convivencia de los chicos y chicas de más de una treintena de países se trabaja de forma transversal en todas las asignaturas para ser un motor de aprendizaje. Y todo el instituto se involucra en esa filosofía que combina procesos de aprendizaje y de servicio a la comunidad. Por ejemplo, además de dar una bienvenida adecuada para los recién llegados al Ramón y Cajal por parte de los propios alumnos, los estudiantes de música realizan musicoterapia para los alumnos con diversidad funcional, o los que mejor van en una asignatura, ayudan a los que van peor.

Dentro de esa idea de que los alumnos colaboren en el buen funcionamiento del centro y en la puesta en marcha de los valores que promueven, desde el 2014 existe el programa de ayuda entre iguales. Mediante esta iniciativa, cada año, dos o tres estudiantes de cada aula de 1º de la ESO son elegidos por sus propios compañeros como ‘alumnos ayudantes’, para que ayuden a mantener un buen ambiente y prevenir situaciones de acoso escolar.

Un compromiso al que se enfrentan tras realizar un cursillo intensivo. Este proceso de mediación entre iguales permite que se junten las dos partes, para llegar a un acuerdo de forma más privada tras hablar y sin ser juzgados. Evidentemente, los casos de conflictos más graves son tratados desde la dirección del centro.

A la hora de enseñar, este centro educativo zaragozano también destaca por la innovación gracias a proyectos como el acrosport (una actividad multidisciplinar por la que mediante la acrobacia, los estudiantes descubren la historia del arte y las civilizaciones). En el centro tampoco faltan los tan de moda escape rooms, aunque en este caso, además de para divertir, sirven para aprender sobre los autores de la Generación del 27, o sobre temas sociales como la igualdad.

Para conocer el Siglo de Oro de la literatura española se practica la esgrima, en «duelos de pluma y florete». O para conocer el legado de Picasso, los alumnos de Historia del Arte explican y dramatiza la vida y obra del pintor español mientras les graban los alumnos de Comunicación Audiovisual de 1º del Bachillerato de Artes. Actividades y juegos que sirven para aprender, y en los que el ejercicio físico es una parte importante para enseñar de una manera más divertida.

Razones más que de sobra no solo para recibir el galardón de la Fundación Princesa de Asturias, sino para que todos nos sintamos orgullosos de que en Zaragoza exista un centro puntero que trabaja y apoya la diversidad, la igualdad y la inclusión como motores de aprendizaje. Desde Diversis estamos orgullosos y felices por ser parte de ese proyecto que trabaja a diario para educar y dar una salida laboral a cientos de estudiantes como parte de nuestro compromiso con la sociedad.