El Daño Cerebral Adquirido es una lesión repentina del cerebro de personas que habían nacido sin ningún tipo de lesión en el cerebro. Este tipo de daño aparece de una forma brusca, y conlleva una afectación del funcionamiento cognitivo, emocional y físico de la persona que lo padece. Una cifra que en España se sitúa en torno a las 420.000 personas.

El ictus, La causa del Daño Cerebral Adquirido

El daño cerebral adquirido puede aparecer por numerosos motivos, aunque el motivo principal de aparición es el ictus, o lo que es lo mismo, la interrupción repentina del flujo sanguíneo en el cerebro. El resultado de este accidente cerebrovascular es que en torno al 44% de las personas que sobreviven al mismo desarrollan una discapacidad grave.

Tras el ictus, otros motivos que pueden provocar la aparición del daño cerebral son los traumatismos craneoencefálicos (traumatismo cuyo origen es un golpe, provocado en un porcentaje importante de los casos por un accidente de tráfico), junto a enfermedades como las anoxias, los procesos infecciosos, víricos o los tumores cerebrales.

El Daño Cerebral puede provocar secuelas en siete grandes áreas, pudiendo afectar a cualquier area de funcionamiento del ser humano, según informa la Federación de Daño Cerebral en su página web: nivel de alerta, control motor, recepción de información, comunicación, cognición, emociones y actividades de la vida diaria.

Cómo actuar ante el Daño Cerebral

Daño Cerebral Adquirido

Ante un shock tan fuerte como sufrir un daño cerebral, sea por el motivo por el que sea, es normal sufrir momentos de dudas e incertidumbres. Momentos en los que es importante, además de recibir atención médica y hospitalaria, tener el consejo y el asesoramiento de organizaciones especializadas en ayudar a pacientes y familiares de afectados por el Daño Cerebral Adquirido.

Una vez que el afectado ha recibido el alta hospitalaria, el siguiente paso será comenzar el proceso de rehabilitación que determinará el grado de dependencia de la persona. Un proceso largo y que sin duda tiene que estar dirigido a alcanzar la mayor autonomía personal del afectado para que pueda llevar una vida lo más independiente posible y ejerciendo los derechos como cualquier ciudadano.

En este sentido, hay que tener en cuenta que aunque cada caso de daño cerebral es único y cada persona responde de una forma diferente dependiendo de cómo le ha afectado, hay una media de 24 meses hasta que las secuelas comienzan a estabilizarse dando paso a la fase crónica del daño cerebral.

Una fase en la que hay que seguir avanzando en la rehabilitación para mantener los progresos alcanzados durante la misma y la que el afectado tendrá que aprender a vivir con las secuelas que le ha producido el daño cerebral. Y ahí, instituciones, empresas y el propio entorno de los afectados tenemos que desarrollar un importante papel para contribuir a la inclusión  social del mismo garantizando el acceso a los recursos necesarios para proporcionarle acceso al ocio, a la cultura o al empleo.

 

Para información más detallada, puedes consultar la web de la Federación de Daño Cerebral.

 

 

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